martes, 24 de febrero de 2015

Impulsan proyecto para terminar con las viviendas ociosas en la Ciudad

En la Ciudad de Buenos Aires se calcula que existen unas 500 mil personas con sus necesidades habitacionales insatisfechas. A la vez, se estima que hay unas 350 propiedades (casas y departamentos) desocupados. En ese marco, desde el bloque de Legisladores Bien Común, integrado por Pablo Bergel y Gustavo Vera, han impulsado un proyecto para promover la ocupación de estas viviendas ociosas.

“El tema de la vivienda no es una asignatura pendiente por gracia de la naturaleza, sino por falta de voluntad explícita de los gobiernos. En el Presupuesto de la Ciudad de este año, por ejemplo, no hay fondos para urbanización de la Villa 20, cuando desde 2005 hay una ley que ordena hacerlo. Eso no es casualidad. La falta de políticas de urbanización y de satisfacción de las necesidades de vivienda en la Ciudad no es una fatalidad de la naturaleza, es una decisión de políticas públicas por parte del macrismo y de los gobiernos que han ejercido antes que ellos”, planteó el Legislador Pablo Bergel.

Durante el censo realizado en el año 2010, 350 mil viviendas no respondieron cuando se tocó el timbre. Muchas son consultorios, estudios y oficinas, pero se presume que generalmente son viviendas. A partir de ese dato es que se construye el registro sobre viviendas ociosas de la Ciudad. “Es revelador que en 1990, aplicando la misma metodología, fueron 31 mil los que no contestaron y, en el medio hubo un impresionante crecimiento de la construcción”, apuntó el dirigente.

“Puerto Madero es un caso paradigmático. El 60% de viviendas están ociosas allí. Es por eso que nos preguntamos quiénes pueden mantener viviendas ociosas, que significan costos por impuestos y expensas. De ese modo, se puede presumir que el origen de los capitales con que esas viviendas fueron construidas o adquiridas no fue del todo transparente. Hay una hipótesis de blanqueo o de dinero con origen espurio”, agregó Bergel en diálogo con “Urba-NOS” por Radio ArinfoPlay.

Según las últimas estimaciones, en la Ciudad hay unos 3.500.00 habitantes y 500 mil de ellos tienen necesidades habitacionales insatisfechas. Viven en villas, en barrios precarios, en la calle, en hoteles o en pensiones.

“Es insostenible que haya un stock semejante de viviendas disponibles que están vacías productos de la especulación inmobiliaria y que no cumplen ninguna función social. Ya generaron un impacto económico, social y ambiental en su construcción y hoy no cumplen ninguna función”, denunció el Legislador por Bien Común.

En esa línea, aclaró: “Lo que proponemos nosotros no es socialismo, es casi de capitalismo avanzado, del Estado de Bienestar. Existe en Francia, en Holanda, en Inglaterra, etcétera. Es decir, con distintas modalidades, se impulsa que las viviendas estén ocupadas y que cumplan su función. Si no las alquilan los propietarios, estos pueden ser castigados con impuestos progresivos hasta que les convenga más alquilar que mantener vacío. Si no, el Estado toma las viviendas, les paga el alquiler a los propietarios y las pone en alquiler con subsidios o no. En Holanda, por ejemplo, una vivienda con seis meses desocupada puede ser ocupada, siempre que inquilinos se encarguen de los gastos”.

El proyecto del bloque Bien Común prevé el cobro de impuestos progresivos a quienes tengan una vivienda desocupada por más de seis meses. También incluye la posibilidad de que los propietarios encarguen al Estado que les alquile la propiedad y la ponga en el mercado. Además, si no son viviendas nuevas o están en mal estado, se contempla la posibilidad de dar créditos blandos para que los propietarios las pongan en valor, con la condición de que luego las ocupen o las pongan en alquiler.

“El objetivo es que la vivienda cumpla una función social, aunque sea de propiedad privada. Con este proyecto no se afecta la propiedad, porque, en todo caso, los propietarios cobrarían un alquiler. Solo se castiga la especulación con un bien escaso. La vivienda es un bien de primera necesidad para buena parte de sectores populares y medios. Los jóvenes hoy no pueden armar familias ni se pueden ir de la casa de sus padres. Es difícil acceder a crédito hipotecario y a alquileres por los altos requisitos que se fijan”, señaló Bergel.

Finalmente, el Legislador denunció desde los micrófonos de Radio ArinfoPlay que el proyecto está cajoneado en la Legislatura porteña y se esperanzó con que pueda tratarse luego del recambio que puede traer las elecciones.

“Una de cada cuatro viviendas está ociosa en la Ciudad y el 20% de la población tiene problemas habitacionales. La conclusión es que, si se pusieran en alquileres razonables todo el stock construido, no sería necesario construir vivienda nueva y se podrían satisfacer las necesidades de vivienda del 100% de la población. Buscamos darle racionalidad al sistema con este proyecto porque es irracional una ciudad con estas necesidades de vivienda insatisfechas y con este stock de viviendas vacías”, concluyó.

jueves, 19 de febrero de 2015

“Las personas mayores tienen más conciencia verde que los jóvenes”

Recientemente se conocieron los resultados del estudio que el Consejos Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires encargó a la consultora Poliarquía sobre agenda verde. La investigación se basó en una serie de indicadores que construyen un índice anual o semestral de prácticas verdes en la Ciudad, a través del cual se puede medir si estas evolucionan o empeoran.
“Se han medido comportamientos. Uno de los indicadores tiene que ver con apagar la luz cuando uno se va de un cuarto y no queda nadie. Otro es si se cierra la canilla cuando uno deja de lavarse los dientes, es decir, comportamientos básicos de ahorro de energía. Por supuesto, también se analizó el tema de la basura: si se separa, si se utilizan bolsas de plástico o se lleva changuito, etcétera”, explicó Sergio Abrevaya, Presidente del Consejo Económico y Social y precandidato a Jefe de Gobierno por UNEN.
Uno de los resultados que arrojó la investigación es que, en las personas mayores, la conciencia de la práctica verde es mayor que en los jóvenes.
“Eso es raro porque se cree que los jóvenes han emprendido la tarea de cuidado del plantea con mejores prácticas para cuidar su entorno. Sin embargo, no es así. En todo lo que tiene que ver con aparatos modernos, resulta más fácil dejarlos encendidos que apagarlos y volverlos a encender. La lógica cultural moderna en electricidad es no ahorrar. Son otros consumos en término de cuantificación. En cambio, los mayores heredaron comportamientos de ahorro quizá por lo económico en su tiempo”, reflexionó Abrevaya en diálogo con “Urba-NOS” por Radio ArinfoPlay.
Entre los mayores consultados, un 73% dijo que ahorra energía eléctrica, mientras que solo el 54% señaló que ahorra agua.  Esto está relacionado a que la luz se cobra por medidor y el agua no.
El estudio también permitió vislumbrar que la mujer es mucho más cuidadosa y que cumple más que el hombre en relación a los preceptos del comportamiento responsable.
“Teniendo todos esos indicadores, el índice general da 6 de 10 puntos. Si se toma solo la franja etaria de los mayores, da 6.8, es decir, es más alta que la media. Uno aspira a que todo esto se acerque al 10”, confió el Presidente del Consejos Económico y Social.
El resultado que se desprende de estos datos es que los cambios culturales dependen de las campañas de concientización que se realicen, algo que deberá ser atendido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En ese marco, las acciones que se emprendan deberán ser pensadas de manera diferente para jóvenes y mayores, y para mujeres y hombres.  
“En la Ciudad no ha habido campañas fuertes para ahorros energéticos. Ha habido más campañas en relación al tema de la separación de basura, aún cuando los vecinos plantean que son pocas y que no les quedan claros los mensajes. Las campañas no alcanzan porque cambiar comportamientos implica modificar algo que es mecánico. En basura, por ejemplo, tenemos incorporado el comportamiento del desecho: lo tiro porque no sirve y después se ocupa el Estado de lo que se hace con eso. En cambio, la basura, desde el punto de vista del paradigma moderno, es un insumo para la producción. Desde ese lugar, la campaña requiere dos partes: una que diga que hay que separar porque es bueno para el planeta y otra que diga que hay que hacerlo porque sirve para la producción. Así es posible cambiar el comportamiento. Esa campaña que plantea el nuevo paradigma en relación al desecho aún no existe”, analizó Abrevaya desde los micrófonos de Radio ArinfoPlay.
El Consejo Social y Económico de la Ciudad viene realizando este estudio junto a Poliarquía desde agosto de 2014. Estas han sido las primeras mediciones y seguramente se retomará el trabajo en abril para una segunda medición. El objetivo es registrar sise producen cambios en las prácticas y analizar qué campañas hay que hacer.
Además, se realizó otra investigación relacionada al tema del tránsito, que también hace a la sustentabilidad. En sus resultados se pudo observar que el porteño tarda un promedio de 78 minutos cada día en transportarse ida y vuelta al trabajo y que, en general, existe una mala opinión sobre el tránsito. Este estudio también será retomado en marzo.

jueves, 12 de febrero de 2015

“Debemos incorporar al ruido como un contaminante peligroso”

Recientemente, se conoció la noticia de que un vecino porteño llamado Pedro Barragán le ganó un juicio a la empresa AUSA (que maneja las autopistas de la Ciudad) por la contaminación acústica que generan los ruidos de altos decibeles que llegan a su casa desde la autopista 25 de Mayo.
“Barragán reclama, ni más ni menos, tener una mejor calidad de vida, que es algo que pretendemos todos. Él pide que haya algún tipo de fallo que posibilite tener un entorno acústico saludable algo que, por diversas situaciones de las cuestiones urbanas, a veces eso no es posible”, dijo Silvia Cabeza, especialista en contaminación acústica y Presidenta de la Asociación Civil ‘Oír mejor’.
Es probable que el fallo de la Justicia obligue a AUSA a poner pantallas acústicas para bloquear la transmisión de ruid. Sobre esta posibilidad, cabeza planteó: “Desde el punto de vista técnico, una pantalla no puede tener una altura de seis metros y hay vecinos que están por arriba de esa altura y a quienes no les va a mejorar el entorno acústico. Es un tema complejo y hay que buscarle solución. En Europa, se diseñan las autopistas con pantallas y primero se ve la viabilidad de poner una autopista en el lugar. Cuando se hace una autopista o ruta, hay que pensar que va a radicarse gente alrededor y que el ruido va a molestar a los vecinos”.
La experta explicó que la contaminación acústica es peligrosa porque “tiene la particularidad de no dejar residuos en el aire, en la tierra, en el agua, sino en nuestro organismo. Actúa igual que el sol en nuestra piel, tiene un efecto residual. La gente que está expuesta al ruido durante mucho tiempo no solo tiene riesgo de perder la audición, sino que también puede tener trastornos serios como problemas cardiovasculares o de tipo nervioso o digestivos, falta de descanso, etcétera. Con el tiempo, hay ciertas enfermedades como consecuencia”.
Los vecinos que vivimos en la Ciudad de Buenos Aires tenemos distintas fuentes de ruido que nos molestan: boliches, extractores de aire, el tránsito, etcétera. Todo el conjunto de las fuentes de ruido, sean fijas o móviles, provocan un entorno acústico que muchas veces es molesto. La palabra ruido significa ‘sonido no deseado’. De lo contrario, es solo sonido.
“A nivel nacional, la Ciudad tiene la ventaja de contar con una normativa específica, la ley 1540, reglamentada por decreto 740. El organismo de aplicación es la Agencia de Protección Ambiental (APRA), que depende del ministerio de Ambiente y Espacio Público. La normativa fija una serie de actividades que están obligadas a presentar un estudio de impacto acústico para ser habilitadas. Las que están desde antes de 2007, también exigen presentación de estudio de ruido. La idea es garantizar que lugar donde se va a ejercer determinada actividad (mecánica, bailable, etcétera) tenga aislamiento acústico acorde al espacio para no contaminar con ruidos al vecino y a la calle”, señaló Cabeza en diálogo con“Urba-NOS” por Radio ArinfoPlay.
En esa línea, agregó: “Falta mucho por hacer, pero la normativa da la facultad al Gobierno para regular niveles de ruido. También se permite al vecino hacer un reclamo para que la APRA envíe un técnico o inspector para constatar si la actividad está cometiendo alguna infracción o si está contaminando con ruido al vecindario”.
“Además, la APRA está desarrollando un mapa del ruido de la Ciudad, ya que está obligado por la ley a hacerlo. Este se hace a través de un software que diagnostica con una presentación gráfica o un mapa los niveles de ruido de distintas calles y avenidas. Es algo complejo de hacer, pero da un mapa de conflicto que permite a las autoridades de Medio Ambiente corregir la contaminación acústica y tratar de disminuirla con distintas medidas”, destacó la titular de ‘Oír mejor’.
La especialista consideró que “no es fácil solucionar” los problemas de ruido de la Ciudad, “sobre todo los ocasionados por el transporte” que tiene unidades de más de una década de antigüedad. Sin emabrgo, dio un ejemplo de cómo se pueden planificar medidas para trabajar en ello: “En las calles Suipacha y Esmeralda antes circulaban líneas de colectivos. Estas se sacaron y pasaron a la Avenida 9 de julio, a los carriles del Metrobús. A partir de esto se produjeron dos fenómenos: el nivel de ruido en las calles bajó y en 9 de Julio no se incrementó, porque el lugar de circulación está en el centro de la avenida, alejada de fachas de edificios”.
“Debemos incorporar al ruido como contaminante peligroso y no restarle importancia. Hablar del ruido también es hablar de ecología, porque estamos haciendo referencia a lo que nos permite tener una mejor calidad de vida y también mantener sano nuestro organismo. La percepción del ruido es subjetiva, pero hay que tener en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que el ruido que supere los 65 decibeles, con el correr del tiempo, puede causar daño irreversible en los oídos”, finalizó Cabeza desde los micrófonos de Radio ArinfoPlay.

miércoles, 11 de febrero de 2015

“Hay que hacer otro Jardín Botánico”

Recientemente, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció el comienzo de las obras de puesta en valor del Jardín Botánico porteño, ubicado en el barrio de Palermo. Ante esta información, el paisajista Carlos Thays celebró la decisión pero hizo hincapié en la necesidad de crear un nuevo predio de este estilo.
“El Botánico hace poco cumplió 100 años. En su época, a principios de 1900, era realmente una obra para la Ciudad muy importante y un sitio de muchísimo valor, no solamente paisajístico, sino también biológico y de estudio. Después, la Ciudad creció muchísimo y el Botánico quedó con sus siete hectáreas originales. Hoy es un espacio chico e insuficiente. Ecológicamente no se pueden plantar más árboles, arbustos y plantas porque no hay lugar. Perdió su valor científico, de investigación y de estudio”, sostuvo el especialista, miembro de una familia de reconocidos paisajistas, autores de los paseos más importantes de la Ciudad.
Thays destacó que los porteños tenemos que estar orgullosos del botánico “porque es una joya paisajística”, pero lamentó que, como institución que investiga, que prueba árboles, que mide tasas de crecimiento y que hace ensayos de resistencia a la contaminación, entre otras cuestiones, “ya no tiene lugar”.
“Hay que hacer otro Jardín Botánico. Debemos quedarnos con este, protegerlo y ponerlo en valor, pero debemos saber que los 8 o 10 millones de habitantes del área metropolitana necesitan de un Jardín Botánico de 50 o 100 hectáreas, como hay en otras ciudades del mundo. Allí se puede pasar el día, se ven árboles de distintos lugares, montes, bosques, prados, vegetación de laguna, etcétera. Cuando mi bisabuelo lo creó, el Botánico de Palermo estaba a escala con la Ciudad. Hoy quedó chico. Hay que pensar en hacer uno nuevo en La Plata, General Rodríguez u otro lugar del Conurbano, porque en la Ciudad de Buenos Aires no tenemos lugar”, planteó el paisajista en diálogo con “Urba-nos” por Radio ArinfoPlay.
La idea de un nuevo Jardín Botánico fue algo que se evaluó cuando Thays fue responsable del predio de Palermo hace algunos pocos años. El objetivo era, además de restaurar el que ya estaba, crear uno nuevo en convenio con el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. “No se concretó porque no hubo interés por parte de los gobernantes. La realidad es que no es algo caro, es mucho más caro hacer 10 km de autopistas”, señaló.
El especialista dijo que un nuevo predio no debería reemplazar al existente, sino que lo complementaría. “El que ya tenemos tiene un valor histórico muy importante”, destacó.
Respecto al estado actual del espacio de Palermo, Thays opinó: “Las colecciones botánicas, que son canteros de distintas familias y especies con fines didácticos, estaban deterioradas las última vez que fui. Los caminos, los espacios, los trazados y la estructura original se mantuvieron muy fieles a su origen”.
“Yo soy positivo. Aplaudo la idea de poner la mirada en el Jardín botánico, darle importancia y hacer este esfuerzo por ser riguroso en recuperarlo, ponerlo en valor y restaurarlo, ya que es una joya paisajística. Cuando la gente pasea por allí, no lo olvida tan fácilmente. La idea de mi bisabuelo era que los espacios verdes educan. Hay que aprender a convivir entre todos en un espacio común, a cuidar, a no romper, a no ensuciar. Hay que aprender de la naturaleza. Era una idea muy progresista”, finalizó desde los micrófonos de Radio ArinfoPlay.